El Santuario del Tura es una iglesia de gran importancia en la ciudad de Olot. Sus raíces se remontan al siglo IX, y el edificio ha pasado por varias etapas de construcción y transformación, sobreviviendo a momentos de gravedad extrema.
El edificio quedó completamente destruido por los terremotos de 1427 y 1428. Lo reconstruyeron. El Santuario fue quemado al inicio de la Guerra Civil y estuvo a punto de ser derribado, pero lo reconstruyeron. Actualmente, se puede apreciar el estilo barroco que lo caracteriza, ya que fue renovado en este estilo durante el siglo XVI. Durante los siglos XVIII y XIX, se realizaron diversas obras de importancia en el interior de la iglesia.
El Santuario, totalmente decorado por Joan Carles Panyó, uno de los mejores artistas del neoclásico catalán, atesora una colección de trajes bordados de la Virgen, que datan de los siglos XVII al XX. En el interior del espacio se pueden encontrar una gran variedad de obras de arte de gran valor. Destacan el Ecce Homo del siglo XVIII, una de las mejores obras de Ramon Amadeu, que fue salvada del incendio que sufrió el edificio durante la Guerra Civil. También se puede ver la talla de San Joaquín del siglo XVIII; la pintura de la Virgen del Tura del mismo siglo; el mueble oratorio del Tura; el retablo del altar mayor; la cúpula de la nave central; la cúpula central del siglo XVII; el detalle del ático del retablo del altar mayor; la corona de la Virgen y las pinturas de los cuatro evangelistas situadas a los cuatro lados del crucero, en las que se puede apreciar una cierta influencia de Miguel Ángel y de las pinturas de la capilla Sixtina.
La imagen de Santa María del Tura que se sigue venerando actualmente en el santuario es una bella talla de madera de estilo románico, del tipo ripollés, hecha de nogal y álamo durante el siglo XII por el artista barroco Ramon Amadeu. En la base del trono de la imagen están pintadas las cuatro barras amarillas y rojas que corresponden a la antigua casa condal de Barcelona. Cuando la restauraron a finales de la década de los ochenta del siglo XX, los expertos certificaron que a pesar de haber sido venerada como una Virgen negra durante siglos, no era negra. El color original de la imagen se había oscurecido por las lucernas y cirios que habían quemado cerca durante siglos.
Santa Maria del Tura no es sólo importante por su contenido artístico, sino también por su valor histórico. Este santuario fue el lugar de reunión del gobierno municipal hasta el siglo XVI y junto a la iglesia del Tura nació la ciudad de Olot. Es, además, uno de los pocos edificios de la diócesis de Girona que está totalmente decorado.
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El Eixample Malagrida es la joya urbanística más emblemática de Olot. Construido entre los años 1916 y 1925 es un ejemplo de las ciudades-jardín novecentistas que se popularizaron a principios del siglo XX.