Olot es gastronomía

"¡Si a la Garrotxa quieres volver, su cocina tienes que probar!" Esta es el dicho que los últimos años ha hecho fortuna en la comarca. Más allá de los espacios naturales y patrimoniales, Olot se ha ganado un nombre en el mapa gastronómico del país a partir de un sello propio: La Cocina Volcánica.

¿Cuál es el secreto de esta cocina? Una cocina de proximidad, de gustos intensos, preparada con productos de kilómetro cero, que prácticamente hacen el viaje del huerto a la mesa. Son su base productos como el trigo sarraceno, el farro, las conocídisimas alubias de Santa Pau, el queso aserrado de oveja, los nabos negros, la patata dela Vall d’en Bas, piumoc, el llamado tomate Montserrat, la ternera bien criada y el cordero de ganado, que se alimenta de pienso de primera calidad, paja, forrajes y leche materna.

En los fogones olotenses se cocina recetario tradicional, pero también hay lugar para la innovación y el atrevimiento, distinguido con estrellas Michelin. Los platos volcánicos son un viaje para los sentidos, que le trasladarán de los acantilados basálticos de Castellfollit de la Roca a los rincones más profundos de la hipnótica Fageda d'en Jordà; de las calles medievales de Santa Pau y Besalú a los misterios que rodean la formación de los volcanes olotenses.

Olot y la Garrotxa es una tierra de diversidad, de cruce de culturas. En los últimos años, junto a la Cocina Volcánica ha crecido una oferta proveniente de todo el mundo de calidad. Sin embargo se abren paso con fuerza espacios gastronómicos vegetarianos y veganos, que entroncan con la tradición de cocina saludable de La Garrotxa, eso sí, dejando de lado los productos de origen animal. En Olot, hay de todo. ¡Un nuevo dicho para apuntarse!