Olot, más allá de volcanes y paisajes de cuentos de hadas, es una ciudad llena de historia. Os proponemos una ruta por las hojas de su historia a través de algunos de sus monumentos más singulares.
Lo primero que hay que saber es que los terremotos del siglo XV destruyeron parte de los edificios que nos hablan del legado más antiguo. La morfología del casco antiguo guarda la esencia medieval de la ciudad. En el centro histórico olemos el pueblo. Es obligado detenerse en el Santuario de la Virgen del Tura, en el corazón del casco antiguo. Quemado en 1936 y reconstruido cuatro años más tarde sus orígenes se sitúan en una fecha inconcreta antes del año 872. En su interior encontraremos la imagen policromada de la virgen patrona de la ciudad.
Seguimos pisando historia y vamos al paseo de Miquel Blay de Olot. Si tenéis que preguntar a un olotense donde está el paseo, preguntad por el paseo de Blay o del Firal. Se construyó en el siglo XVI como un terreno para acoger la feria anual del ganado y casi tres siglos más tarde se convirtió en el magnífico paseo arbolado actual. Al estilo de las Ramblas de Barcelona o de los bulevares franceses el camino central está flanqueado por edificios cargados de historia, sobre todo novecentista y modernista.
Una manera diferente de descubrir cómo hemos llegado hasta el Olot actual es haciendo una ruta por sus monumentos y esculturas. No hay un camino único para descubrir estas piezas artísticas que nos hablan de la historia de la ciudad. Os proponemos una selección representativa: en los jardines de la plaza Clarà está la escultura "La maternidad" de Josep Llogaia i Ayats, inaugurada en 1953. El Día de la Madre es costumbre ponerle flores.
De madres lactantes a niños. Encontramos a un niño, delgado, de pie, con las manos detrás y con la mirada perdida en el cielo en un rincón, casi imperceptible, de la calle de Sant Tomàs. Es obra de la olotense Anna Manel·la y lleva por título "Sense lluna" (1993).
En Olot también hay moais como en la Isla de Pascua, el nuestro se inauguró en 1982, es obra del escultor Manuel Tuki, y está ubicado, lógicamente, en la plaza de la Isla de Pascua.
Una escultura monumental de las muchas que llenan el alma de parques, plazas y calles olotenses es la gigantesca "Marc" (1995) de Lluís Hortalà. Un marco de grandes dimensiones que encuadra el paisaje de las afueras de La Moixina. Una obra no exenta de controversia.
En el camino de La Teuleria encontramos otra obra gigantesca "A los vencidos", de Claudi Casanovas. Una evocación a los derrotados de la Guerra Civil inaugurada en 2006.
En la plaza de Santa Magdalena, cerca de la Capilla, está la singular obra de Domènec Fita "Vitris", una columna hecha con aristas metálicas y cristales de colores. Tiene la particularidad de que por la noche se ilumina, como si fuera un faro en medio de la ciudad.
Se trata de una experiencia turística que incluye tres visitas guiadas: iglesia de Sant Esteve, el santuario del Tura y el Museo de los Santos y también ofrece la posibilidad de reservar alojamiento y restauración
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